viernes, 19 de febrero de 2010

El sacabuche y el alacrán

Un sacabuche herido en sus 8 patas caminaba con dificultad desfalleciente en dirección a su agujero, en eso un alacrán que pasaba junto a éste le ofreció ayuda –sube en mi lomo, te llevaré a tu refugio- el sacabuche confiado y necesitado aceptó, una vez en su lomo y apenas unos pasos del alacrán, éste clavó su aguijón en el cuerpo del sacabuche y lo devoró.
Aquellos que por su naturaleza llevan “veneno“ en su sangre, simplemente no son de fiar.

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